miércoles, 17 de diciembre de 2008

Bachillerato - Tiempo de Navidad

Navidad, ese tiempo que nos vuelve el corazón y la mirada a un gran encuentro. Este es un tiempo para celebrar y descubrir la grandeza del regalo que Dios viene a entregarnos. Por eso la invitación queda planteada a cada grupo, a cada comunidad, a cada persona que se anime a mirar y hacer carne este encuentro que a veces, cuando las preocupaciones son muchas y los tiempos parecen cortos, nos dejamos robar la posibilidad de descubrirlo, de demorarnos en Él, de hacer morada en este regalo que es la Navidad, que nos habla de un Dios...
...Un Dios que tejiendo la historia y viendo a cada uno de sus hijos en medio de desconciertos, en plena búsqueda de caminos, este nuestro Dios, nos sale al encuentro, sale a encontrarse con el hombre y le devuelve la identidad, le muestra quien es, a que está llamado. Dios, un Dios capaz de no quedarse observando, sale al encuentro del hombre con tanta ternura y decisión que asume y abraza a los hombres, haciéndose uno de ellos para rescatar la humanidad de todos.
En medio de la vida, de la historia, Dios se hace solidario con el hombre y se acerca, asume la condición humana, se hace cercano, camina al lado del hombre, le enseña desde sus propias costumbres, desde sus propias palabras, escucha, abraza, hace diálogo...
En medio del dolor y las preguntas, en medio del poder y los reclamos, Dios, pequeño y frágil en el pesebre, se encuentra especialmente con los más pobres, con los humildes, con aquellos que son capaces de sorprenderse y dejarse abrazar por la mirada de este Dios.
Quizás este sea un tiempo para volver a descubrir el verdadero sentido y dimensión de lo que significa un ENCUENTRO, y que desde allí podamos pensar todo lo que somos y hacemos, y descubramos si en realidad salimos a encontrarnos con los hombres o estamos al lado para decirles lo que nosotros creemos que necesitan.

Se trata de salir al encuentro de los hombres, así como Dios nos salió al encuentro de nosotros.
· Estamos hechos para el encuentro. El encuentro se da en la medida en que tengo la capacidad de descubrir que en el otro hay un misterio, una riqueza que a mi me hace mejor.
· El encuentro solo puede darse entre quienes, saliendo de sí mismos se animan a descubrir al otro. Es necesario tomar conciencia de que estamos delante de alguien.
· Para que exista encuentro es necesario: apertura para escuchar y aceptar otra mirada sobre la vida, escucha que permita sentirse entre pares, diálogo como herramienta ya que desde él puede existir un intercambio y no una imposición, capacidad de salir del centro de la escena, dejar de mirarnos a nosotros mismo y mirar alrededor.


Para pensar:

- ¿Qué es para mí realmente la Navidad?
- En estos días, ¿cuánto me acuerdo de Jesús, verdadero protagonista de la fiesta?
- ¿Qué debería hacer para acoger en mi interior a ese Dios nuestro que se hace niño en Belén?

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